En 2015 observé estupefacto cómo la calidad del doblaje de los anuncios que veía en televisión caía en picado. Los actores de doblaje y locutores que ponían su versión a los anuncios foráneos no eran los habituales, eran abominables.
Aquellos acentos extraños me empujaron a escribir un artículo en el blog de Colectivo Miga e intentar razonar por qué de repente los anuncios eran locutados por personas que posiblemente no han pisado España o cualquier país hispanoparlante en su vida.
El motivo estaba claro: la rentabilidad ¿Por qué si no una agencia de viajes o un proveedor de servicios online iba a permitir que su consumidores potenciales sufrieran semejante alejamiento a la ora de recibir el mensaje de aquellos anuncios? El racaneo en la locución llevaba inequívocamente a una situación ridícula y yerma, lejos de la intención inicial de intentar colocarles sus productos.
Finalmente recordaba épocas gloriosas en la locución de anuncios de televisión y radio. Por aquel entonces las grandes voces del cine y del teatro prestaban sus servicios a la publicidad (caché mediante), pero ahora prefieren ahorrarse la partida y que Loquendo campe a sus anchas.
Si estás interesado en ller el artículo completo puedes encontrarlo en el blog de la web Colectivo Miga o en este enlace.
Deja una respuesta